Todos los días cambias

Me encantan las charlas con mi padre. Supongo que la mayoría de la gente piensa que su padre es la persona más inteligente del mundo. No sé si mi padre lo será, pero para mi es un gusto escucharle hablar,… Es como una enciclopedia. STOP CARLOS!

¡¿Qué es una enciclopedia?!
Para aquellos de vosotros que nacisteis después del boom de internet, una enciclopedia era un libro (o un conjunto de varios) donde se juntaba “todo el saber humano” hasta la fecha, o el que había disponible sobre diversas temáticas… Si no recuerdo mal, la más famosa era la de Larousse cuya última edición contaba con 28 volúmenes.

Como iba diciendo, me encanta escuchar hablar a mi padre porque aprendo de todo un poco, pero sobre todo aprendo de la vida. Aunque quizá no se perciba tan profundamente, la filosofía de vida de cada uno afecta en gran cuantía a las acciones que llevamos a cabo como individuos, y como consecuencia al grupo donde estemos inmersos (puesto que vivimos en sociedad y pertenecemos a distintos colectivos sociales, laborales, etc). De ahí que considere tan valiosas estas charlas padre-hijo.

Hagamos un ejercicio de memoria, y pensemos en los mayores imperios de la humanidad: el británico, el mongol, el ruso, o uno de los primeros imperios mundiales, el español. Todos estos grandes imperios tuvieron un principio y un fin. ¿Por qué? Por la misma razón por la que murieron los dinosaurios; cuando cambiaron sus circunstancias, no fueron capaces de adaptarse, y por ello perecieron (o quedaron reducidos a una ínfima parte de lo que en su día fueron).

La historia nos demuestra muchas veces que la clave del éxito no está en la conquista, si no en el mantenimiento y en la capacidad de adaptarse al cambio. Tenemos claras referencias de esto en multiples campos, podemos poner ejemplos tanto en el deporte como en el mundo del espectáculo, siendo estos positivos y negativos.

Como soy una persona positiva, empezaré con lo negativo 🙂

Me gustaría presentaros a un deportista que fue a menos. Todos lo conocemos, es argentino, bajito, habilidoso con el balón y no se llama Messi, les presento al que no necesita presentación (algunos dirían también que impresentable) Diego Armando Maradona. Diego (o Maradona) es considerado por entrenadores (y también por jugadores) como uno de los mejores jugadores de fútbol de la historia. ¿Qué le pasó? Se relajó demasiado, empezó a coger peso (y no me refiero a pesas de gimnasio), se topó con la gente inadecuada, tuvo problemas con las drogas y personalmente creo que sigue vivo de milagro…

Seguiré con el caso contrario, tengo dudas de quien elegir como ejemplo, puesto que hay tantas celebridades que admiro enormemente por su capacidad de trabajo, superación y difíciles comienzos, pero va, me mojaré con un solo…

¡El paleto de French Lick! (en inglés “the Hick from French Lick”). CARLOS, ESPERA, ¡¿QUIÉN?!

Os doy unas pistas del siguiente personaje…. Era hijo de un alcohólico, nació en medio del campo e iba montado a caballo durante su infancia.

CARLOS, QUE NO TE ENROLLES, ¡CUÉNTALO YA HOMBRE!

Vale, está bien… Estoy hablando del mejor alero de la NBA en toda su historia, Larry Bird. Su vida es apasionante, así que para aquellos que queráis saber más, os dejo el enlace a su artículo en Wikipedia.

Resumiré la figura de Larry Bird como la de alguién que sabía lo que quería, que sabía el esfuerzo que conllevaría conseguir sus deseos, que se sacrificó verdaderamente para conseguirlo y que se supo mantener en el tiempo para que los cambios en sus circunstancias fueran positivos para él.

Para los amantes del baloncesto como yo, os dejo aquí un vídeo con 10 de las mejores jugadas de su carrera.

Como amante del deporte que soy, creo firmemente que hay muchos paralelismos entre el deporte y el emprendimiento (y las ventas – para mi vender es como emprender, puesto que creas algo de cero, en el caso de las ventas, creas una relación, en el de emprender, creas una empresa).