¿La lealtad está infravalorada?

30 de abril de 2016. 13:00 horas. Estadio San Mamés, Bilbao. Paolo Maldini recibe de manos de todo un ilustre ex-jugador como José Ángel Iribar el premio One Club Man por haber desarrollado toda su carrera deportiva en un sólo equipo, el todopoderoso Milán. Más de 40.000 aficionados aplauden al futbolista italiano, reconociendo su gran palmarés y trayectoria, todo un mito del fútbol reciente, al igual que lo fue su padre (y probablemente será su hijo). 24 temporadas y poco menos de 1.000 partidos le bastaron para conseguir 5 Copas de Europa y 7 Ligas, entre otros trofeos. Sólo una espina clavada en su palmarés: el Mundial de Alemania de 2006, en el que no participó.

Nadie puede dudar de que este hombre es un auténtico ejemplo de fidelidad al club de su vida. Lo realmente triste es que esto se haya convertido en excepción, y día sí, día también, veamos en la prensa casos en los que los mejores jugadores cambian de equipo por varios motivos, entre los que destacan nuevos retos... y mejores condiciones económicas. 

Aterrizando en el ambiente estrictamente laboral: "Para poder progresar, lo mejor es cambiar de empresa". ¿Quién no ha escuchado en más de una ocasión una frase similar en su oficina? Da la sensación de que para poder avanzar en el mundo laboral, lo más sencillo es cambiar de aires. Muchos ven la situación como algo normal, pero, ¿por qué esto es así? ¿Por qué los jefes ven como algo habitual que algún empleado abandone la empresa? ¿Por qué la mayoría de los empleados es "infiel" a su compañía y no sigue el ejemplo futbolístico de Maldini?

Motivos de una posible renuncia laboral

"No me siento valorado, no se reconoce mi dedicación e implicación". Según un estudio de la Asociación Americana de Psicología, alrededor del 50% de los empleados afirmaron sentirse invisibles ante sus jefes y aseguraron que buscarían un nuevo empleo este año. Este caso es especialmente latente en los intraemprendedores, trabajadores que aportan ideas aplicables a la compañía más allá del estricto cumplimiento de sus funciones. Cuando estos empleados proponen o sugieren ideas para mejorar el ambiente laboral o la cooperación entre departamentos y sus propuestas no son escuchadas, tienden a buscar otra compañía en el que se sí sean valorados. 

"No puedo teletrabajar cuando realmente lo necesito". la falta de conciliación laboral y familiar es otro de los principales motivos. Todo padre/madre necesita cuidar de sus hijos, y no suele sentar bien que tu querido retoño te eche en cara que has llegado tarde a su cumpleaños, que no acudiste a su función escolar o simplemente que no le diste el beso de buenas noches. También buscan facilidades a la hora de encontrar guarderías, y sobre todo, mayor flexibilidad y en la medida de lo posible, teletrabajo.

“Mi trabajo no me motiva lo más mínimo, ya no supone un reto profesional”. Cuando dejamos de sentir pasión y curiosidad por lo que rodea a nuestro rol o las tareas que desempeñamos, el rendimiento se merma enormemente y no se aprovecha todo el potencial que puede sacar a relucir un empleado. Sin duda cuando esto sucede, se deben buscar retos que motiven, ya sean nuevas tareas o nuevos roles a desempeñar en la empresa actual o, en caso de no poder encontrarlo allí, fuera de la misma. Es fundamental solicitar feedback de tu compañía, no necesariamente solo de tus superiores, para que sean conscientes de la situación y sea más factible encontrar una solución antes de una hipotética renuncia.

"No me tienen en cuenta en la toma de decisiones". A la hora de la verdad, algunos jefes tienden a tomar decisiones sin contar con la opinión de las personas a su cargo, que al fin y al cabo son los que tienen una visión y un nivel de detalle más definido de la situación. Y frustra aún más cuando la decisión del jefe es opuesta y no da buen resultado.

"He tocado techo, no veo posibilidad de crecer dentro de la empresa". La mayoría de empleados buscan desarrollar su carrera profesional según sus inquietudes y capacidades. Si estas no pueden desarrollarse en su empresa actual, o no se les ofrece dicha oportunidad, lo más probable es que se busquen las habichuelas fuera de la compañía.

"Llevo más de un año como becario y no me ofrecen un contrato fijo". Desde el comienzo de la crisis, que parece que no terminamos de verle fin, trabajar de becario se veía como un auténtico lujo. Muchas empresas se han aprovechado de la situación, exigiendo condiciones mucho más exigentes de lo que realmente se paga por ello. No hablemos de la duración de las becas. En algunas ocasiones se alargan más que Pau Gasol, y en otras no son tan exigentes, pero después de haber estudiado un máster (o postgrado) y trabajar durante 6 meses, te lo agradecen pero no cuentan contigo para el futuro.

"No me identifico con los ideales de la compañía". En ocasiones los ideales de la compañía no van más allá de generar beneficios, sin preocuparse por nada más. Estas situaciones suelen chocar con las inquietudes éticas y morales de algunos empleados. Otras veces los ideales son más variados, pero simplemente no se comparten, y a largo plazo se hace complicado trabajar para una compañía con la que no tienes intereses comunes.

"No me identifico con mi jefe/a, no tengo "feeling" con él/ella, y me da miedo". Cuando no tienes buena relación con tu superior, evidentemente es mucho más complicado que las cosas se hagan según lo esperado. Hoy en día lo laboral y personal suelen ir de la mano, y cuando tienes un jefe/a que no es cercano y no sabe nada sobre tu vida personal, ni muestra el mínimo interés sobre ella, se hace más complicado. Si tu superior te inspira pavor en lugar de confianza o seguridad, los niveles de estrés se disparan por el miedo a fracasar, y aunque no fracases, vives en una tensión continua que, a largo plazo, es insostenible.

Efectos de una renuncia de un empleado en la empresa

Este es el punto de vista de los trabajadores, pero, ¿qué efectos tiene sobre la empresa que los empleados abandonen su puesto de trabajo? Analicemos las posibles consecuencias:
 Pérdida de talento. En ocasiones los empleados más talentosos se marchan de su actual empresa sin aprovechar todo su potencial, especialmente cuando no se les ha escuchado o no se han sentido valorados.

Horas adicionales de formación. Cuando la rotación laboral es elevada, especialmente en puestos operativos frecuentemente gestionados por becarios, cada vez que se marcha un empleado y entra uno nuevo en su lugar se deben dedicar horas de formación (y paciencia) hasta que entienda e interiorice todo el proceso.

Menor sentimiento de pertenencia a la empresa. Si trabajas para una compañía en la que no se escuchan tus iniciativas, no se tienen en cuenta tus opiniones o no compartes sus ideales, no sacas todo tu potencial y no estás motivado para contribuir a conseguir sus objetivos.

Diferencia entre fidelidad y lealtad

La lealtad es un valor  que conlleva respecto a las personas que establecen una relación, bien sea personal, social o laboral.

La lealtad es un concepto más profundo dentro de una relación. Consiste en ser honestos con la pareja y con nosotros mismos/as, tanto en las cosas que nos gustan como en las que nos disgustan.

Es un mecanismo con el que conectamos con alguien y con uno mismo a la vez. Es muy importante ser leales a nuestros valores, instintos e intuiciones. Y te hago esta pregunta: ¿Por qué continuar con tu pareja si ya no estás conectado a ella?

En las relaciones de pareja, dos de los pilares básicos son la honestidad y la comunicación, ambos vinculados a la lealtad. Si el amor se acaba, hay que ser sinceros y decirlo, es una forma de lealtad.

Cuando estás con una persona, te comprometes a cuidarla y respetarla. Ante una pérdida de amor, de conexión, es mejor un dolor breve, que una vida llena de engaños y mentiras.

Características de una persona leal:

• Siente el compromiso de cumplir con lo pactado con su compañía.
• La lealtad puede expresarse mediante apoyo, gratitud y compañerismo.
• Suele ser una persona honesta y sincera consigo misma y con los demás.
• Tiene una buena comunicación e inteligencia emocional para expresar lo que siente y piensa.
• Esto conlleva valentía.

La fidelidad es un término que está más vinculado en las relaciones de pareja, con el hecho de no mantener relaciones amorosas y/o sexuales con otras personas. Pero va más allá de eso. Cuando amas de verdad a esa persona, no sopesas la posibilidad de irte con otro/a. No tienes la necesidad de luchar contra las tentaciones ni contigo mismo/a para no caer. Simplemente, no es algo a lo que estés abierto/a, por lo tanto no existe esa posibilidad.

El problema surge cuando para evitar caer en tentaciones que se presentan, debes poner todas tus fuerzas. Es aquí cuando debemos practicar la lealtad que hablábamos antes, ser sinceros/as con nosotros/as mismos/as y con nuestra pareja para ver qué sucede realmente y si tiene solución y la queremos poner en práctica. Ser fiel es mucho más que no renunciar, es evitar lo que puede dañar a la empresa, hablar siempre con la verdad y ser transparentes.

Retomemos la cuestión principal: ¿por qué es posible que se den todas estas circunstancias? El principal motivo es la fijación de un pobre proceso de selección y gestión de personal. Es entendible que algunos empleados se sientan a disgusto, lo que se debe trabajar es en escuchar a los trabajadores, que den su punto de vista y que el equipo de Recursos Humanos detecte cuál es el problema y lo trate de resolver a tiempo, antes de que el empleado abandone el barco.

Cuando las empresas se preocupan por gestionar (que no retener) el talento y se implican en el desarrollo profesional de sus trabajadores, no solo se consigue evitar que se marchen, sino que además consiguen que estos sean más productivos porque se sienten más implicados. Algunas compañías consideran que los trabajadores solo tienen en cuenta las condiciones económicas a la hora de cambiar de puesto de trabajo, pero como hemos analizado anteriormente, no es así, de hecho en general los trabajadores priorizan las condiciones laborales.

En definitiva: una mejor gestión de captación y evaluación del desempeño previene posibles abandonos de algunos trabajadores, consigue mejorar su implicación y productividad. Por tanto, un trabajador fiel es un trabajador productivo. Trabajemos para que todos quieran ser como Paolo: "Be Paolo, my friend".