25 años de formación online: un largo camino para convertir un sueño en realidad

Cada mañana, millones de estudiantes en todo el mundo encienden su ordenador, tablet o smartphone...para ir a clase. Acceden desde cualquier lugar al campus virtual de su colegio, universidad, escuela de negocios. Hoy es una práctica habitual, pero hace 25 años, era algo simplemente un sueño. 

Para que te hagas una idea, en 1995 el número de usuarios de Internet en España era de ¡50.000 personas! Los escépticos consideraban Internet "una moda pasajera". Para conectar necesitabas un ordenador (los viejos móviles Nokia -de quienes tenían por entonces un móvil- no estaban preparados para acceder a Internet), una línea telefónica (y que nadie la estuviera usando en ese momento) que realizaba una llamaba a través de un aparato llamado módem (que emitía unos irritantes pitidos) y te permitía navegar a 28.000 bps (te puede sonar a "rápido" pero para que te hagas una idea la conexión de 300 Megas de tu casa es 10.000 veces más veloz). En ocasiones una página tardaba varios minutos en cargar (y si alguien en ese momento descolgaba el teléfono de tu casa para hacer una llamada, tu conexión se podía venir abajo).

Y nada de tarifas planas. Tenías que contratar un "proveedor de servicio" (los ancianos de Internet se acordarán de los Arrakis, Jet Internet, Servicom, Goya Servicios Telemáticos, Red Iris...), les pagabas un alta y un fijo al mes y además te cobraban por minuto de conexión. Y a eso tenías que sumar el coste de la llamada, que pagabas a Telefónica, también por minuto. ¡Y conferencia! (si eres Millennial igual desconoces el significado del la palabra "conferencia"; aunque te parezca increíble, a finales de los 90 llamar alguien fuera de tu ciudad era más caro; si llamabas a tu familia de Madrid desde Bilbao, esa llamada era una "conferencia; de manera que si navegabas desde fuera de Madrid o Barcelona, donde estaban la mayoría de proveedores de servicio, la llamada era más cara, hasta que llegó Infovía y el coste de esa llamada pasó a ser local).

Te rodeabas de artefactos conectados con varios cables a los puertos de tu PC, metías las clavija en el enchufe de tu teléfono de pared, te armabas de paciencia, pagabas una pasta por minuto, pero...cuando lograbas conectar...¡qué pasada aquella Internet de principios de los 90! ¡Qué sensación "surfear" el ciberespacio (como decíamos en aquellos años). Ahora bien; ni Netflix, ni Youtube, ni Fornite, ni TikTok, ni Instagram, ni Facebook, ni Twitter….ni tan siquiera Google. Lo más parecido era Altavista, Lycos (o productos nacionales como Altavista  Hispavista, ¡Olé! y Ozú) que surfeábamos con el Netscape. Para chatear, dejábamos a un lado el browser y abríamos un IRC. Más adelante llegaría America Online, Geocities, el correo de Hotmail…¡y el Messenger!

En aquellos años del jurásico digital, un grupo de jóvenes entusiastas de Internet imaginamos "una universidad en el ciberespacio". Con sus aulas, sus profesores, su biblioteca...y hasta una cafetería dónde los alumnos conversaban. Y con ese espíritu Lean Startup (aunque por entonces no se hablaba ni de “Lean” ni de “Startups”) nos pusimos a trabajar.

El proyecto, desarrollado con Coverlink (mucho antes de ser adquirida por Ana Patricia Botín) vio la luz en 1997. Y a todos les pareció una pasada (aunque visto con los ojos de hoy... provoca sonrisas).

Más allá de algunas funcionalidades básicas (aunque por entonces sorprendentes) como ver los calendarios, horarios, programas, etc. había algunas cosas guays. Un edificio con los despachos de los profesores; entrabas y podías chatear con ellos (dudas sobre un trabajo, aclarar un concepto...) con un IRC. Una biblioteca que te permitía reservar libros físicos (y recogerlos en Secretaría al llegar a la escuela) y ¡descargar libros electrónicos! El célebre Portable Document Format (PDF) fue desarrollado por Adobe en 1993 como formato universal (y abierto desde 2008).

Y lo más novedoso: las aulas virtuales. En ellas podías recibir clases online.  Una de las primeras se llamaba “Marketing del Siglo XXI” en la que hablábamos de los cambios que Internet y la Tecnología iban a generar en el marketing y los negocios en general (ante el escepticismo de los más conservadores). Por aquel entonces las tecnologías web no eran suficientemente potentes (basta que eches un vistazo a archive.org para que lo veas). Todo se basaba en texto e imágenes. No había animación. Los lenguajes de scripting tampoco podían trabajar con gráficos. Así que los contenidos de los cursos online eran, esencialmente, un peñazo. Hasta que llegó la "revelación" en forma de un nueva tecnología que se denominada...¡Flash! Si no eres un "boomer" igual...ni te suena.

Flash era un sistema que permitía la creación de webs completamente dinámicas. Con flash los diseñadores eran capaces de crear animaciones , efectos, interacción, gráficos vectoriales que no perdían calidad en las animaciones, de una manera avanzada, pero sin necesidad de grandes complicaciones con el código. Todo lo que los amantes del marketing habíamos deseado. Y las clases online empezaron a ser….menos tostones.

Pero nos faltaba la guinda del pastel; "ir a clase…sin ir a clase". Experimentar desde tu casa las mismas sensaciones que experimentas en el aula física: ver y escuchar al profesor, a los compañeros, preguntar, discutir, trabajar en grupos…Lo que denominamos “presencial digital”. Pero por aquel entonces nuestra imaginación iba muy por delante de la tecnología. El video a través de Internet era una quimera.

Hasta que en 1998 encontramos una solución y a los IRC, libros electrónicos y clases virtuales añadimos ese ingrediente que, desde nuestro punto de vista, era esencial para la formación online de personas directivas: las clases en vivo con profesores y alumnos compartiendo experiencias: las RDSI.

La Red Digital de Servicios Integrados (RDSI) era un sistema de red estándar para la transmisión de datos a través de aquellas viejas líneas telefónicas de cobre que teníamos en los 90, cuando la fibra óptica solo se veía en las películas. RDSI  facilitaba conexiones digitales extremo a extremo para proporcionar una amplia gama de servicios: se podían enviar diferentes tipos de datos, incluyendo paquetes de datos de Internet, datos de voz y...¡video! Con las RDIS llevaríamos las clases, en vivo, directamente a los lugares donde se encontraban los alumnos.

Creamos un CLE (Centro Lectivo Emisor) desde el cual intervenía el profesor (con monitores, conversores de PC a video, pizarras conectadas a video, cámaras de documentos, micros, altavoces…) y los CLR (Centros Lectivos Remotos) en los que se encontraban los alumnos (con sus monitores, altavoces, micrófonos). Cada uno conectado con 3 líneas RDSI (que generaban 6 llamadas cada uno al nodo central).

¿El resultado? Una pasada. Lo llamamos “presencialidad digital”. Un "aula virtual" con alumnos situados en diferentes ciudades. No era caro: lo siguiente. El CLE costó varios millones (¡tranquilo! Todavía eran “de pesetas”...pero millones al fin y al cabo...que eran varias decenas de miles de euros). Cada CLR suponía también un buen pico (los equipos de videoconferencia RDSI no eran precisamente baratos). Y por último, cada hora de clase, con 6 llamadas por CLR a un nodo central…costaba otro buen pico. Nuestra visión y entusiasmo extendía cheques que nuestra cartera no podía pagar.

Nos pusimos a "pitchear" (bueno...en realidad aún no se llamaba así...); diseñamos un plan llamado 20-20....(presentar nuestro proyecto a 20 organizaciones en 20 días)....¡y funcionó! Encontramos el apoyo necesario en Telefónica (que puso a nuestra disposición todas las líneas RDSI y llamada necesarias para las clases) y la Red de Parques Tecnológicos (que ofreció sus salas y equipos de videoconferencia para convertirlos en Centros Lectivos Remotos). Así nació el MBA META, el primer MBA online en España ¡con clases online!. Lo que hoy hacen millones de personas desde su tablet por Zoom, Meets o Teams.

A mediados de aquellos 90, durante una visita a Intel en San José, nos presentaron un dispositivo denominado Intel ProShare. Este producto consistía en un par de tarjetas, una para capturar vídeo 

y la segunda para tratar el audio y la comunicación RDSI, y el software correspondiente. Intel ProShare representa un avance desde el punto de vista de integración electrónica y aprovechamiento de un PC al poner a disposición de un usuario individual las posibilidades de la videoconferencia. Para nosotros, una revelación: democratizaba la videoconferencia. Ya no era necesario disponer de un costoso equipo: cualquier persona con un PC podía estudiar nuestro MBA desde su casa. Nosotros le poníamos las líneas RDSI y le enviábamos un ProShare.

Pero aún seguía existiendo un gran problema: a más alumnos, mayor complejidad de líneas, más llamadas y mayores costes. Molaba....pero económicamente no era sostenible. Pero a finales de los 90, otra palabreja (con la tecnología siempre sucede eso...piensas que ya no hay nada que hacer....y alguien inventa algo) capta nuestra atención; de nuevo, unas siglas: ADSL.

Nos cuentan desde Telefónica que se trata de una nueva tecnología que iba a multiplicar la velocidad de subida y de bajada (esencial para nuestro sistema) y que además….tendría una tarifa plana. Gracias a el ADSL desaparecerían los costes de las RDSI y las limitaciones para su crecimiento exponencial.

Telefónica lanza su ADSL en España a finales de los 90. A los primeros alumnos que utilizarían estas nuevas conexiones les pusimos el ADSL (en sus oficinas). Nos costaba 30.000 ptas. el alta (180 euros) más 27.000 ptas. el modem (poco más de 300 euros). Y una tarifa de 9.300 ptas. al mes (unos 60 euros). Y tenías una velocidad de 256 Kbps de subida y 128 Kbps de bajada. Suficiente para subir la señal de video y audio de un alumno…pero insuficiente para una bajada fluida de todas las señales de video y audio de alumnos, profesores...

Y a principios de los 2000 encontramos la solución: un mix de comunicaciones. El ADSL para que el alumno suba su señal (su audio y video) y el satélite para enviarlas todas (todos los alumnos y el profesor) a todos. Instalábamos en las empresas de los alumnos (o en sus domicilios) una antena de Hispasat y les enviábamos un PC con una tarjeta receptora de satélite y el multimedia para participar. Desaparecieron los problemas de señales lentas...porque desde el satélite bajaba la señal (con un un buen ancho de banda) de forma síncrona a todos los Centros Lectivos Remotos (es decir, a todos los alumnos desde sus despachos o desde sus casas).

Las señal de todos los alumnos llegaba a nuestro servidor por ADSL. Esas señales, y la del profesor que se generaba desde el Centro Lectivo Emisor del Parque Tecnológico de Bizkaia, se enviaba a través de una línea dedicada a la cabecera de Hispasat para ser lanzada al satélite situado a 36.000 km de altura y desde allí a todos los Centros Lectivos Remotos. Nos invitaban a congresos de e-learning en todo el mundo para presentar papers con nuestro proyecto.

Pero no solo la órbita del satélite era estratosférica. También lo eran sus costes. Técnicamente la "presencialidad digital" era ya viable (poco que envidiar al Zoom o el Teams de nuestra era). Económicamente era una ruina.

Habíamos creado una startup para diseñar la "presencialidad digital" (ESEUNE e-Learning), completamos la primera ronda de los primeros inversores con una ampliación de capital riesgo, logramos desarrollar el modelo integrando tecnologías de terceros (plataformas, hardware, telecomunicaciones…asistimos a los nacimientos de los Webex, PictureTel,  SwiftSite, Polycom, ViewStation, Skype, AnyMeeting, Hangouts, Zoom...), diseñamos un modelo metodológico para ejecutar programas de formación sobre esta tecnología...vendíamos, crecíamos...y cuanto más lo hacíamos, más rápido se agotaba el dinero.

Hasta el 29 de junio de 2007. Aquel día, en el Mac World 2007, Steve Jobs dice: "Hoy vamos a hacer algo de historia (...) Presentamos tres productos revolucionarios: un iPod con controles táctiles, un teléfono móvil revolucionario y un dispositivo avanzado de conexión a Internet. No son tres dispositivos distintos, es uno solo y lo hemos llamado iPhone". Y el resto es historia. Desaparece el teléfono tal y como hasta entonces lo habíamos conocido; aquel iPhone 1 o iPhone 2G deja paso al 3G...llega el iPad, se multiplican los smartphones, las tablets,....se extiende por el mundo la fibra....llega el 4G.

Dispositivos increíbles (tarjetas gráficas cada vez más potentes, calidad de las pantallas espectacular...), movilidad total, velocidad que se multiplica, nuevas plataformas (Zoom, Teams, Meet…)...y lo más alucinante: costes cada vez menores. La espectacular progresión tecnológica fue inversamente proporcional a los costes. Sin apenas darnos cuenta los Centros Lectivos Remotos pasaban a la historia ya que los alumnos podían asistir a sus clases gracias a sus smartphones, tablets y 4G desde prácticamente cualquier lugar. Hoy es el día en el que cientos de alumnos asisten a sus clases en ESEUNE desde lugares tan dispares como su hogar, su despacho, una sala de reuniones de un Wework...la estación de metro, el autobús, su coche...un chiringuito en la playa.... Veinte años después de nuestra visión (la "presencialidad digital"....ir a clase....sin estar en clase...gracias a la tecnología...) ésta se hizo realidad.

A pesar de ello, en 2015 solo el 25% de nuestros alumnos optaban por programas de formación online. Pero con la llegada de la pandemia, llegó un punto de inflexión: quien quería formarse...no podía acudir a una escuela de negocios o a una Universidad.  Los alumnos internacionales no pueden venir a España a estudiar su MBA en 2020, y muchos de ellos deciden iniciar sus programas online; y, nuestro principal argumento (ser la escuela de negocios española con mayor experiencia en este ámbito) se convierte en el factor clave de éxito. Se multiplica el número de programas, y el número de grupos por programa; en 2021, una tarde entre semana en ESEUNE supone más de cien estudiantes de alrededor de 15 países del mundo (principalmente de Latinoamérica) conectados a diferentes aulas de Zoom de los MBA, Master en Liderazgo Innovador, Master en Digital Business, Experto en Transformación Digital, Experto en Innovación, Programa de Nuevas Competencias Comerciales....

Pero no es solo la pandemia la que ha modificado las reglas del juego; es la llegada al mercado de la formación ejecutiva de la generación “Z” (los que siguen a los millennials) la que está provocando el gran cambio….para siempre. No hay vuelta atrás. Por supuesto que seguirá existiendo la formación presencial, que coexistirán (un tiempo al menos); pero la formación online (que ha tardado en madurar) irá ganando terreno de manera inexorable.

¿Qué lecciones hemos extraído en estos 25 años? Muchas, pero intentaré resumir las más importantes en cinco:

1. La imaginación, sin pasión, perseverancia y visión de mercado, no tiene sentido.
2. Todo lo que puedas imaginar, algún día la tecnología, lo hará realidad. La clave es acertar cuándo. Si llegas tarde, otros aprovecharán esa oportunidad. Si llegas pronto  y la tecnología tarda en madurar, solo conseguirás acumular deudas imposibles de pagar.
3. La evolución tecnológica es exponencial. Al principio parece que pasarán décadas hasta que pueda solucionar un determinado problema. Pero siempre avanza...y en algún momento es ritmo de evolución progresa de manera exponencial.
4. El cambio es más generacional que tecnológico; es el consumidor (con sus ideas, valores, motivaciones...) quien genera la transformación de los modelos de negocio. Durante más de 15 años pensábamos que era la tecnología la que tenía que madurar para que nuestro modelo tuviera éxito; pero en 2010-2015 nuestro modelo de formación online se basaba prácticamente sobre la misma tecnología que usamos hoy...funcionaba perfectamente...y el mercado crecía de una manera muy lenta. Hoy crece de forma espectacular.
5. Sueña; te mantiene vivo, estimula tus neuronas, agiliza tu imaginación, estimula tu creatividad. Soñar nos diferencia de otras especies con las que compartimos el Planeta. Mientras soñamos seguimos siendo humanos.

Nosotros hoy seguimos soñando, imaginando. redefiniendo nuestra visión con un pensamiento exponencial a medida que las tecnologías nos muestran por dónde evolucionará su futuro: soñamos con ser los primeros en formar a personas directivas en lo que hoy algunos llaman “metaversos". Imaginamos una formación en la que se combina interacción ente personas e inteligencia artificial, simulación de habilidades y despliegue de herramientas de gestión en realidad virtual.....

Muchos sonríen cuando se lo contamos (pero recordamos que también sonreían en los 90 cuando hablábamos de “presencialidad digital”). Piensan que se trata de ciencia ficción, pero, como nos gusta comentar en el equipo, “ciencia ficción hoy, ciencia mañana, negocio pasado mañana”