SOY UN QUEJICA PROFESIONAL

"La oportunidad no se da, se consigue"

(frase sugerida por Miguel González Priego).

Durante una larga etapa de mi vida fui un "quejica profesional". Si fuera una profesión estaría viviendo como un jeque saudí en estos momentos. Y entre mis muchas quejas una de las más recurrentes era... " Claro, por mi edad ya no puedo acceder a.... (elige tu cualquier respuesta que será válida)". Me lo creía. ¡Vaya si me lo creía!. Era la justificación perfecta para moverme lo justito y que supieran que era un ser vivo.

Entraba en un trabajo nuevo, que por supuesto no me gustaba, y desde el primer día era una queja tras otra. Eso sí, a mi entorno familiar, porque jamás me atrevía a expresarlas en el trabajo. Os lo podéis imaginar...  Iba a currar con cara de funeral, cansado, asqueado y con ganas de terminar mi contrato desde el minuto uno.

Pero siempre acudía a la misma queja... "Es que no me dan la oportunidad en los trabajos que me gustan... Soy demasiado mayor ( o feo,o guapo,o alto,.....)."  Con el tiempo me dí cuenta que ni siquiera sabía qué me gustaba. Si, si.. No pongáis cara de flipe. Mucha gente no tiene ni pajolera idea de que le gusta. Y yo era uno de ellos.

Cuando estás tan perdido como yo lo estaba, no sabes hacia donde dirigir tus pasos. Te dejas llevar por la inmediatez. Buscas algo que te permita llegar a fin de mes con la mayor parte de las facturas cubiertas y poco más. En definitiva, no te permites soñar.

Pero un buen día, algo cambió en mi. Decir que el motivo fue una buena ostia muy merecida que la vida me tenía preparada es quedarse corto. Pero consiguió el objetivo. Me obligó a cuestionar todas las" verdades" que daba por absolutas hasta ese momento. Derrumbar el edificio y hacerlo nuevo. Bueno, no tanto, ya que posteriormente descubrí que los cimientos no estaban tan mal como yo pensaba en un principio.

Una de mis prioridades fue descubrir que quería hacer laboralmente hablando. Aparqué mis históricas limitaciones y quejas a un ladito y tomé una decisión. Creé en mi mente un objetivo. No tenía ni puñetera idea de como llegar a él, pero el objetivo era claro. Y desde ese día, trabajo para llegar a él. Mientras tanto, hay facturas que pagar y apareció un trabajo que hace unos años detestaria que me permite pagar dichas facturas.

No es mi trabajo soñado, pero me propuse hacerlo bien desde el principio. Aprender de él y sacar máximo provecho a lo que pueda enseñarme. Ya no voy amargado ni asqueado. Se que tiene un propósito que cumple a la perfección. Y me permite seguir centrado en conseguir la meta final que me he propuesto.

Tengo la certeza personal que lograré mi objetivo, mi trabajo soñado. Conozco mis virtudes y defectos y desarrollo cada día mi "plan maestro" con la seguridad de estar en el camino correcto. Y trato de aprovechar cada oportunidad que se presenta. Y cuando se presenta, sé que me la he ganado a pulso.

No más quejas. No más lloros. Porque no me dan oportunidades. Soy yo quien las consigo... Como diría Rambo, " día a día".

(Post creado gracias a la idea de Miguel González Priego).