Compuesto Político Organizacional - El intangible sutil.

Todos poseemos una noción o idea de lo que es la política. A lo largo de nuestras vidas, adquirimos conocimientos, información y experiencias que moldean nuestra comprensión de la política y de cómo actuar políticamente.

La política se asocia con el gobierno, la elección de representantes, los partidos políticos, ideologías, sistemas económicos, así como con la organización social y la gestión del patrimonio público. También se interpreta como un medio para resolver problemas de convivencia colectiva, organizacional o personal. Nuestro comportamiento siempre se enmarca dentro de un contexto político, siendo un factor importante el hecho de que los procesos políticos están intrínsecamente ligados a la dominación, el poder y la gestión de deseos o ambiciones.

Los roles de dominado y dominante se definen por diversas razones, entre ellas, la política juega un papel crucial. Las organizaciones están compuestas por personas que conforman y definen un sistema psicosocial. Este sistema es como una masa en movimiento con inercia, se instala en las organizaciones funcionando como un catalizador que busca adecuar, estandarizar y culturizar a sus integrantes.

Los procesos psicosociales se desarrollan en un marco de constantes eventos inéditos y contingencias externas o internas, llevando a la organización hacia la inestabilidad y el cambio. Esto, a menudo, resulta en intereses contrapuestos, impulsando así acciones políticas por parte de grupos o individuos en defensa de sus deseos o ambiciones dentro de las organizaciones.

Independientemente de la formación, perseverancia, competencia técnica y resultados exitosos, la falta de habilidad para manejarse políticamente dentro de un ambiente corporativo puede influir en el éxito o fracaso de una carrera profesional. Esta circunstancia promueve la formación de bloques o coaliciones que se organizan políticamente, creando estructuras o redes de poder para aumentar su capacidad de influencia.

Las estructuras de poder desarrollan estrategias de acción y cooperación en torno a decisiones, causas, eventos o contingencias específicas. Incluso pueden formar coaliciones con otras estructuras en casos de intereses comunes, ampliando así su influencia y campo de acción.

El compuesto político organizacional y sus disputas de poder, pude tener efectos imprevistos:

Cabe destacar que gran parte de las personas albergan una agenda oculta de deseos y ambiciones personales. Sus discursos y argumentaciones no solo transmiten ideas, sino que también disfrazan motivaciones subyacentes. Como señaló Friedrich Nietzsche en 'Más allá del bien y del mal', 'toda opinión es también un escondite, toda palabra, también una máscara'. Este enfoque sutil revela que, en muchas ocasiones, lo crucial no es tanto el contenido explícito de lo que se dice, sino más bien los objetivos subrepticios que se buscan alcanzar.

Para ilustrar el poder político dentro de las organizaciones, resulta interesante mencionar el concepto del campo político de Pierre-Félix Bourdieu. Bourdieu definió el campo político como un espacio de relaciones sociales o sistemas psicosociales relativamente autónomos, centrados en actividades específicas y vinculadas. Las organizaciones, en este sentido, pueden considerarse campos políticos, donde los participantes compiten por "trofeos"; serian los objetivos de poder, deseos, ambiciones comunes, ascensos, reconocimientos, legitimidad, aumentos de sueldo, cargos, etc.

Cuando alguien se incorpora a un campo político, debe comprender que ya existe una dinámica competitiva establecida. Observando a los agentes del campo, notamos que se compone de fuerzas desiguales, donde no todos tienen las mismas oportunidades para alcanzar los trofeos. Aquellos en mejor posición, con más facilidades, legitimidad o recursos, Bourdieu los llamó dominantes. Esta dinámica revela que estos espacios son, en realidad, espacios de poder.

Los jugadores dominantes, cómodos en sus posiciones, buscan conservar el status quo mediante estrategias de conservación. Esto lleva a concluir que todo dominante tiende a ser conservador. Por otro lado, los jugadores dominados, que son mayoría, tienen sus propias agendas y aspiraciones. Estos buscan subvertir el estado actual, desarrollando estrategias de cambio para ganar peso e influencia. Así, podemos decir que todo dominado es un subversivo en potencial dentro del campo.

Generalmente, las estrategias de los conservadores prevalecen, ya que ocupan posiciones de poder y decisión en el campo. Los dominantes poseen la mayor parte de los recursos que los legitiman y les permiten alcanzar los trofeos deseados (Bourdieu se refirió a estos recursos como capital, que puede ser económico, cultural, intelectual o simbólico).

La inercia de los sistemas psicosociales, anquilosados en defensa de sus posiciones, puede condicionar el cambio en mayor o menor medida.

Una estructura, grupo o persona es percibida como poderosa en la medida en que controla recursos o fuentes críticas para la organización. Cuanto más alto sea el cargo, mayor será su actividad política; cuanto más grande la organización, más politizada estará.

Los campos políticos organizacionales con sus estructuras o redes de poder forman un compuesto complejo, intangible y sutil, capaz de influir, condicionar o instrumentalizar, muchas veces de manera encubierta, las decisiones, estrategias, objetivos, así como la gestión y el desarrollo organizacional.

Las organizaciones deben desarrollar sistemas y agentes determinados a minimizar los efectos negativos de la politización, fomentando la concienciación y educación de sus miembros en conceptos de mejora continua. Además, las metas personales deben ser reconocidas, cohesionadas y orientadas al éxito colectivo. No se trata solo de intereses; es crucial conectar valores, promover una convivencia ética y, fundamentalmente, dar un sentido o propósito humanístico o social que infunda dignidad y nobleza al desarrollo organizacional, vinculando un compromiso ilusionante y compartido entre las partes.

El propósito organizacional debe prevalecer sobre los juegos y compuestos políticos, determinando una cultura de calidad total o excelencia de la gestión.

"En la política, odios compartidos casi siempre son la base de las amistades" - Alexis de Tocqueville.