José N .

El encuentro con el transportista fue un descalabro desde el principio hasta el final. Este supuesto profesional del volante demostró ser un modelo de ineptitud sobre ruedas. Su desempeño al volante dejó mucho que desear, y su actitud general hacia el trabajo y los clientes fue tan lamentable como su habilidad para manejar un camión.

En primer lugar, la puntualidad no es parte del repertorio de este camionero. El concepto de cumplir con horarios y plazos parece ser un misterio incomprensible para él.

Además, su comportamiento en la carretera es francamente peligroso. La imprudencia y la falta de atención son su sello distintivo. Me pregunto si tiene un manual de cómo no conducir de manera responsable, porque lo sigue al pie de la letra. 

En cuanto a la comunicación, podríamos decir que es una de sus mayores debilidades. La información sobre la ubicación de la carga es un secreto bien guardado, ya que este camionero parece creer que mantener a los clientes informados es algo completamente opcional. Las llamadas son ignoradas, los mensajes no respondidos; parece que la cortesía y la transparencia no forman parte de su repertorio profesional.