Un médico propone que los mossos lleven desfibrilador en caso de usar la Taser

El Parlament debate la idoneidad de que la policía catalana adopte las pistolas electrónicas cuando hace 15 años que muchos ayuntamientos las usan.

La actuación de las fuerzas policiales es un tema recurrente de debate. Sobre todo, en lo que respecta al uso que hacen de la fuerza. Son varios los casos en los que se ha demostrado una agresividad desmesurada por parte de la policía que han acabado en tragedia –sólo hay que recordar el episodio que tuvo lugar en octubre de 2013 en el barrio del Raval y que acabó con la muerte de  Juan Andrés Benítez -. Es en este sentido que los responsables policiales buscan estrategias alternativas que minimicen los riesgos que, de por sí, conlleva la reducción de una persona alterada. Y es en este particular escenario donde quedarían enmarcadas las pistolas eléctricas, que por otra parte tampoco están exentas de polémica.

Actualmente, la incorporación de esta arma en el cuerpo de Mossos d’Esquadra está a debate en el Parlament. Hay un grupo de trabajo, activo desde el pasado mes de marzo, que está sopesando pros y contras. Pero la reflexión sobre la idoneidad del uso de las pistolas eléctricas no es algo nuevo. Esta cuestión ha ido apareciendo puntualmente en las reuniones de la comisión de Interior de la cámara catalana desde que en febrero de 2015 el anterior conseller del ramo, Ramon Espadaler, anunciara que se estaban planteando dotar a los mossos con pistolas de la marca Taser. Cabe recordar que la Policía Nacional y la Guardia Civil no disponen de pistolas eléctricas, aunque las han pedido al Ministerio del Interior. Tampoco las tiene la Ertzaintza, a pesar de que han debatido la idoneidad de contar con ellas en diversas ocasiones. No obstante, un total de 87 países, según datos de Amnistía Internacional, las usan.

Imagen de una pistola eléctrica de la marca Taser (Andia / Getty)

Debate abierto

¿Son seguras las pistolas eléctricas? Esa es la pregunta que pretenden dilucidar los diputados del Parlament que componen el grupo de trabajo. Pero es precisamente en la respuesta donde reside el problema. En base a lo que se sabe actualmente de esta arma, es difícil sostener la idea de que las pistolas eléctricas son totalmente inocuas. Un  informe  elaborado por el Síndic de Greuges, publicado este mes de marzo –y que se realizó a raíz del anuncio de Espadaler-, lo deja bien claro: “Aunque todavía queda mucho por saber, es indiscutible que las armas de descarga eléctrica presentan riesgos específicos para la salud”. Pero, paradójicamente, tampoco se puede demostrar que las Taser, la marca más usada, sean las culpables directas de las muertes que se le atribuyen. Y es que la ciencia es incapaz de probar que haya una relación causa-efecto.

“Generar una evidencia es muy difícil”, argumentaba Lluís Mont, cardiólogo especializado en arritmias del Hospital Clínic, en su comparecencia ante los diputados el pasado 25 de mayo. “Seguramente existe un riesgo, pero bajo”, aseveraba. Al mismo tiempo, sin embargo, Mont exponía las conclusiones de algunas investigaciones científicas acreditadas –como la que publicó el doctor Douglas P. Zipes en 2014 en la prestigiosa revista de cardiología Circulation- en las que se demostraba que las pistolas eléctricas habían jugado un papel relevante en algunas muertes documentadas. Eso sí, este médico del Clínic matizaba que, teniendo en cuenta el uso extendido en el tiempo de esta arma, se trataba “de casos muy aislados”, y añadía que en todos ellos habían concurrido factores que, a la postre, habían acabado influyendo en el fatal desenlace. Sin ir más lejos, algunos de los fallecidos habían sufrido un infarto con anterioridad al incidente, con lo que tenían un factor de riesgo asociado.

Un informe del Síndic de Greuges alerta sobre los riesgos de las pistolas eléctricas (Christopher Furlong / Getty)

El problema radica, como defiende el informe del Síndic, en la imposibilidad de saber de antemano si la persona a la que se pretende reducir mediante la Taser sufre algún problema cardiovascular. Es por ello que el doctor Mont propuso la idea, ante los parlamentarios que constituyen el grupo de trabajo, de que los mossos llevaran consigo un desfibrilador. “El número de muertos en detenciones policiales es alto. Y hablo en general, no por la utilización de pistolas eléctricas”, esgrimía este cardiólogo a La Vanguardia. “La gente, en este contexto, está muy agitada, tiene crisis de hipertensión. La policía también se puede encontrar con personas que estén tomando medicación. Por eso propuse que los mossos llevaran un desfibrilador semiautomático, y que estuvieran entrenados para utilizarlo”, añadía este experto en arritmias del Clínic, quien dejaba claro a la vez que efectuó la recomendación “sin conocer los costes”.

Cuando se produce un paro cardiaco es porque el corazón ha perdido su capacidad de contracción. Y esta pérdida se debe a la existencia de una fibrilación ventricular, que se traduce en una desorganización eléctrica de este órgano vital. La manera de reorganizar de nuevo su actividad eléctrica es a través de una desfibrilación. “Cuando vemos la recuperación de una muerte súbita a través del uso de un desfibrilador es porque previamente ha habido una fibrilación ventricular”, explicaba ante los diputados este médico del Clínic.

“Al final es una cuestión de valorar el riesgo-beneficio”, comentaba a La Vanguardia Mont. “Si van dos policías por la calle y se encuentran con una persona agitada de cierta corpulencia, ¿qué hacen? Físicamente no la pueden reducir, y si le disparan con un arma de fuego siempre será peor”, remataba.

Un arma tipificada como no letal

La pistola Taser, que se puede disparar a una distancia de hasta 7,6 metros, lanza una descarga de 50.000 voltios y proporciona una corriente, según el fabricante, de entre 2,01 y 3,6 miliamperios (mA), muy por debajo de lo que resulta letal para una persona. Los expertos defienden que las exposiciones de corta duración a corrientes eléctricas de menos de 10 mA se pueden considerar no perjudiciales para la salud. En el otro lado de la balanza, sin embargo, están las cifras. Un informe de 2007 de Amnistía Internacional asegura que en el período que va de junio de 2001 a junio de 2007 murieron en Estados Unidos 269 personas, y 15 en Canadá entre mediados de 2003 y junio de 2007, después de haber recibido descargas con estas armas.

Las Taser, a debate (THOMAS COEX / Getty)

Contradicciones en su uso

Se da la paradoja que mientras el Parlament debate sobre la idoneidad de que los mossos utilicen o no la Taser, muchas policías locales las usan desde hace años. Hasta un total de 31 comisarías poseen este dispositivo, aunque sólo 21 lo tienen en servicio. Según datos del Síndic, cinco ayuntamientos catalanes han usado la Taser en alguna ocasión: dos veces en Girona, Sant Andreu de Llavaneres y l’Atmella de Mar, y una vez en Castellar del Vallès y Sant Pol de Mar. En consecuencia, las pistolas eléctricas se han utilizado ocho veces en Catalunya en poco más de 15 años –las primeras unidades llegaron en el año 2000.

La comisión de Interior del Parlament aprobó el pasado 25 de mayo una resolución para que las policías locales dejen de utilizar la Taser hasta que se llegue a una conclusión sobre su uso. Esta resolución ha sido publicada este martes en el Diari Oficial de la Generalitat de Catalunya (DOGC) y ahora el Govern tiene cuatro meses para hacer llegar una circular a los ayuntamientos correspondientes informándoles de tal decisión. No obstante, habrá que ver cuál será la reacción de los consistorios, ya que éstos cuentan con un alto grado de autonomía normativa en esta materia.

Los municipios, encantados

“La experiencia con la Taser es muy positiva, actúa como efecto disuasorio”, explica a La Vanguardia Joan Carles Matamala, sargento jefe de la Policía Local de Sant Andreu de Llavaneres. Eso sí, añade que ellos la han utilizado “en dos ocasiones” y que en una de ellas la familia de la persona reducida les dio “las gracias”. Para Matamala, la Taser no es un arma, “es una defensa”. Además defiende que “es una herramienta de las más garantistas” ya que “ahora llevan cámaras y graban también audio”. “Cada vez que la utilizamos abrimos un atestado que va al juzgado”, remata.

De la misma opinión es el jefe de la Policía Local de Caldes de Malavella, Xavi Muñoz. Afirma que “la valoración es 100% positiva” y que la pistola “funciona muy bien a modo de prevención”. “La gente sabe que un policía se lo pensará mucho a la hora de utilizar el arma de fuego, pero con una Taser, que no tiene un efecto letal, es distinto”, arguye. “No la hemos utilizado nunca, pero sí la hemos desenfundado en dos ocasiones. En un contexto de gran tensión el mero hecho de desenfundarla hace que ésta desaparezca de golpe”, sentencia.

Tanto Matamala como Muñoz han experimentado qué se siente cuando te disparan una Taser. “Todos los que hacemos el curso de formación lo probamos”, apunta el primero. Ambos coinciden en señalar que no sintieron dolor. Lo que sí experimentaron fue una sensación de agarrotamiento. “Se me paralizó todo durante 5 segundos”, recuerda Muñoz. Ese es el efecto que produce una Taser: “El dardo libera una descarga eléctrica que crea una contracción muscular generalizada que incapacita a la persona afectada para el movimiento”, relata el doctor Mont. “Esos segundos son los que aprovecha la policía para esposar a la persona”, agrega.

“Siempre apuntamos a las piernas o a la espalda. Así lo indica el protocolo. Lo tenemos todos en cuenta porque es muy importante”, señala Muñoz, quien sólo detecta un problema en el uso de la Taser: la caída de la persona que recibe el disparo. En este sentido, los protocolos de actuación –el 71% de las policías locales que cuentan con la pistola tienen uno de ellos- dictaminan que se evite disparar a un individuo que se encuentre ubicado a cierta altura. También prohíben usar la Taser contra niños y mujeres embarazadas, aunque se olvidan de otros colectivos vulnerables, denuncia el Síndic, como personas de edad avanzada o discapacitados.

Tampoco recogen la recomendación del Comité para la Prevención de la Tortura de que no se utilicen contra personas que padecen algún brote psicótico o estén bajo la influencia de sustancias estupefacientes. El Síndic recomienda precisamente que los policías se abstengan de utilizar la Taser contra estos dos últimos grupos “ya que por su estado de alienación no pueden entender las órdenes que les mandan los agentes policiales”.

Es en este punto donde surge otra paradoja: de las ocho veces que se ha utilizado la Taser en Catalunya, en todas ellas -menos en una ocasión- las personas reducidas con este dispositivo o bien eran enfermos mentales o bien individuos que estaban bajo los efectos de las drogas. “Se trata de un aspecto a reflexionar”, argumentaba el doctor Mont ante el grupo de trabajo, y es que muchas veces, tras las personas agitadas que pretende reducir la policía hay “un enfermo psiquiátrico o un individuo intoxicado que tienen una situación de hiperexcitación”. Y es precisamente en este estado de sobreexcitación cuando el uso de una Taser, que produce una descarga eléctrica, está contraindicado.

Ahora será el grupo de trabajo a quien le tocará redactar unas conclusiones. Posteriormente, será la comisión de Interior quien, en primera instancia, las someterá a votación. Y después lo hará el pleno de la cámara catalana. El resultado se remitirá al departament de Interior que será el encargado de elaborar un protocolo estándar para todos los cuerpos policiales, según han relatado a esta redacción fuentes del Parlament. Y todo ello dentro de este 2016. Todo apunta a que finalmente los Mossos d’Esquadra incorporarán las pistolas Taser a su arsenal, ya que la mayoría de grupos parlamentarios están a favor del uso de este tipo de pistola.

Más información: http://www.lavanguardia.com/vida/20160607/402345244481/medico-mossos-desfibrilador-taser-pistolas-electricas.html