TU PUNTO DE VISTA A VECES SE ENQUISTA

"Las cosas son o blancas o negras". Y dicha afirmación es mantenida por multitud de seres humanos de un modo permanente.Ocurre cuando no eres capaz de ver más allá de aquello que tienes delante de tus narices. Se convierte en la "única verdad posible", porque no ves otra cosa. Y si no lo ves, no existe, ¿no?.

Aparece entonces el Cabezón. Esta sub-especie dentro de los seres humanos no es infrecuente. En cada núcleo social suelen aparecer dos o tres cabezones repletos de verdades absolutas incuestionables.
No pasaría nada de no ser porque una de las características fundamentales del Hommo Cabezón es tratar de conquistar las mentes de los elementos que configuran su núcleo social con el objetivo de convencerlos acerca de lo equivocados que se encuentran acerca de ..... cualquier cosa.

De un modo alegórico, el Hommo Cabezón va montado en un tren, sentado cómodamente mirando por una ventana. Supongamos que en éste lado que él ve por su ventana, el tren atraviesa una pequeña ciudad, derruida y llena de suciedad. No hay apenas personas y las pocas que puede divisar, viven entre escombros y basura. Cuando preguntemos a nuestro protagonista acerca del viaje, nos hablará de las múltiples miserias que ha visto. Y no sólo eso, ampliará el espectro no a la ciudad en cuestión, sino a la zona geográfica. "Villamiseria es una verdadera mierda. Sólo hay kilometros y kilómetros de basura, pobreza y casas derruidas. Estuve allí, y no merece la pena". 

Tal vez su interlocutor hiciera también ese viaje, solo que al llegar a la ciudad, bajó del tren. Se adentro entre las ruinas y descubrió un pequeño edificio intacto, donde los pocos inquilinos que quedaban eran amables y atentos, le proporcionaron algo de comer y puedo conocer de primera mano sus inquietudes y como afrontaban su día a día entre tanto escombro y basura.

"Pues yo también estuve allí y es más de lo que parece. Conocí gente encantadora y me explicaron que..." (interrupción) "¿Qué dices?¡ Pero si es una mierda de sitio! ¡No tienes ni puta idea! Hazme caso a mi, que estuve allí y lo vi".

Quizá, un tercer interlocutor también tomara ese tren. Pero en lugar de viajar en el vagón, por su espíritu aventurero decidiera hacer el viaje encima del vagón. Desde ahí, no sólo podía ver el lado de la ventana de nuestro protagonista, sino también el otro lado.

Una visión mucho más amplia de la que unas vías de tren pueden dar. Divisó montañas espectaculares, ríos caudalosos llenos de arboledas frondosas y caminantes felices que transitaban toda la zona . Observó otras formas de llegar a estos lugares ajenas al tren que había tomado. En definitiva, su percepción era diametralmente opuesta a la de Hommo Cabezón.

"Amigo, ¿probaste a mirar por la otra ventana del tren?" 
"¿Otra ventana?¡Allí no había más ventanas! Estaba sentado frente a la única ventana que había en el tren. Hazme caso, que yo estuve allí y se de lo que hablo...".
Como vemos, dicha sub-especie social tiene todas las respuestas posibles a cualquier pregunta. Y sino las tiene, tratará de convencerte que sabe de qué está hablando.

Hay tantos puntos de vista como seres humanos pueblan el planeta. Las visiones particulares son producto de unas experiencias y un entorno concreto. Así que sientes la tentación de convertirte en un Hommo Cabezón, muérdete la lengua por un segundo. Escucha al otro. Piensa que su viaje ha sido distinto al tuyo. Y que tal vez entre los dos, consigáis enriquecer el punto de vista de ambos porque a veces, tu punto de vista se enquista.