PRIMERA EMOCIÓN, LA DECEPCIÓN

Cuatro tíos en Europa, porque no creo que haya más, son los que han conseguido acabar un bolígrafo “Bic” verde.

Cuatro polvos no eché yo ni cuando era joven.

Los que se compran el cuatro por cuatro más grande que hay para ir a currar a La Gran Vía donde las calles son más estrechas…..

Un seis y un cuatro, la cara de tu retrato y un cuatro para tu culo mi zapato, y los que mienten cuando dicen que se acuerdan de todo cuando tenían cuatro.

Y así sin quererlo, ese número me hizo siempre gracia, el cuatro,

Hasta que leo que los niños con autismo sufren cuatro veces más acoso que los que no tienen autismo, y entonces el cuatro no me hace ni puta gracia.

Y de esta manera aparece la decepción.

Si, esa es la emoción: decepción, de una sociedad que permite que mi hijo, por haber nacido autista, aumenta sus posibilidades cuatro veces de ser acosado por el resto. Sé que preguntas del tipo “¿Por haber nacido autista tienen que aumentar las posibilidades de que me acosen?” sobran. Y sobran, porque al hilo de las mismas alguien me podría preguntar a mi ¿Y mi hijo por haber nacido autista igual que el tuyo, por no tener dinero, no tiene derecho a la misma educación que le estás dando en un colegio que vale 700€ al mes? o, por ampliar mucho más el objetivo alguien podría preguntar: “¿Por qué por haber nacido yo en Sierra Leona y tu en Madrid, tus posibilidades de vivir más de 75 años mucho mayores que las mías ?.

Y así cientos y cientos de preguntas, cuyas respuestas son injustas y decepcionan.

Y sobre todo la decepción duele mucho cuando viene de una persona a la que quieres. La decepción nace con un principio muy básico, y es que no suceda aquello que esperas. Sin embargo, la misma puede disfrazarse con muchas máscaras, y hacer daños a través de la traición, el desamor, las expectativas que no se cumplen, el hijo que no estudia. Y así podría seguir con una lista infinita.

El ser humano es especialista en inventar decepciones.

Otra cosa que tiene la decepción es que es única, y el que la siente la piensa como la peor de las cosas, sin darse cuenta que hay gente en peor situación que él.

Partiendo por tanto de este principio, es decir, que son todas respetables, hay que reconocer que no todas tienen la misma dimensión.

Decepción es que llegues de viaje y tu hijo no te conozca, decepción es que tu hijo tarde años en darte un abrazo, decepción es que tu hijo no hable y busques siempre palabras que no aparecen. Decepción es que tu hijo no tenga amigos, y no le inviten nunca a un cumpleaños entre iguales. Y así también podría seguir enumerando decepciones que te ofrece el autismo en bandeja de plata. Pero si te soy sincero, prefiero no bañarme en esas aguas, pues son traicioneras, y pueden ahogarme un día. Prefiero quedarme con no esperar nada, y disfrutar con lo que tengo. Y así, sólo así morirá la decepción.

Por eso, y en esta ocasión si que me permito darte un consejo: es, que ante la decepción, conformismo, pensar que siempre, siempre, siempre hay gente mucho peor que tú y que necesita más ayuda que tú en cualquier ámbito de esta vida.

Además te advierto que cuando te vea me encargaré de darte cuatro abrazos en vez de uno y devolveremos al cuatro donde debe de estar, en el mundo de los abrazos y no de los acosos.

Reflexiones de un autista

Texto de Francisco Jose 🐝 Paredes Pérez que hoy no puede publicar y lo hago yo en su nombre