Los leones de la Cibeles ,...o la pasión a todo correr

I

¿Qué tienen que ver dos jóvenes de buen ver, dos leones y tres manzanas de oro?

Esto que parece una adivinanza, forma parte de la mitología griega que, para eso de darle a la imaginación calenturienta, los griegos eran insuperables.

El cuadro, barroco, del artista italiano Guido Reni, refleja un momento de la historia de Hipómenes y Atalanta. 

Atalanta era la hija de un rey que sólo deseaba varones. Al nacer ésta, la abandonó en un monte, siendo alimentada por una osa. Imagino que como peluche, la pequeña Atalanta debió tener más que suficiente. 

Posteriormente, fue educada por unos cazadores y aprendió tan rápido y bien, que nadie era capaz de ser tan veloz en la carrera ni tan buena o bueno cazando. 

Para rizar más el rizo, un oráculo le predijo que si se casaba, se transformaría en animal. Esto se va pareciendo a la bella durmiente y Blancanieves juntas.

Como la moza estaba de buen ver, tenía muchos followers que deseaban desposarla. Atalanta, harta de tanto acoso, accedió a casarse con aquel que fuera capaz de ganarla en carrera, pero, de no conseguirlo, el retador perdería su vida. Ni qué decir tiene que ningún aspirante cruzaba la bandera a cuadros por su propio pie. Ella misma, poniéndose a rebufo, les asestaba un lanzazo antes de adelantarles por la derecha que, para chula, ella.

La verdad es que el tema estaba calentito. Y en estas, aparece el guaperas de Hipómenes con su bufanda rosa a modo de taparrabos, según el bueno de Guido. Pero traía un As en la manga, o mejor dicho, tres manzanas de oro escondidas, no sé dónde, la verdad.

Estas manzanas "golden", cogidas en el Jardín de las Hespérides, se las había proporcionado Afrodita, Venus para sus amigos romanos. 

Hipómenes aceptó el reto de la carrera con Atalanta y sus previsibles consecuencias. Dio comienzo la carrera y, como Atalanta iba sobrada, dejó que Hipómenes se pusiera en cabeza, ocasión que aprovechó este para soltar la primera manzana de oro. La avariciosa de Atalanta, experta joyera seguramente, porque  muy especialista hay que ser para distinguir a la carrera oro de 24 kilates, se paró a recogerla, perdiendo unos pocos metros con el galgo de Hipómenes. Pero la gacela de Atalanta volvió a acercarse peligrosamente a su rival, y este, de nuevo, volvió a dejar caer otra manzana dorada, sabedor ya que la avaricia de su contrincante le acercaba a la victoria. Por segunda vez volvió a acercarse, peligrosamente, Atalanta y, nuevamente dejó caer su tercera joya Hipómenes, y ya, Atalanta , no pudo recuperar el terreno perdido.

El caso es que no le hizo ascos Atalanta a su pareja y, ambos, se pasaban el día retozando en cualquie sitio, hasta en el templo de la diosa Cibeles que, ante tamaña afrenta, convirtió a los amantes en una pareja de leones que tirarían de su carro hasta el fin de los tiempos.

Esta transformación a lo Mortadelo y Filemón, debió de enfriar un poco la relación en la pareja, ya que, si os fijáis en la escultura, ni se mirán y, una duda ¿Quién es ella y quién es él? y otra pregunta ¿Quizá no se miran porque uno es del Real Madrid y la otra del Atlético de Madrid?

Un saludo amig@s