Lo que no pido. "las locas historias de Cupido"

Rosa y Pedro se conocen en la época de los guateques a puertas de entrar en la era de las discotecas y a pesar de haber profundizado en conocimientos variados llego una cosa ya extinta llamada “mili”

El destino se llevo a Pedro muy lejos por casi dos años. Los días se llenaron de suspiros de letras de amor eterno y después un mes de permiso intermedio lleno de caricias y confirmaciones amorosas, llego el viaje de vuelta faltando un año entero hasta ser licenciado.

En ese largo año, las cartas de amor, besos de carmín y te quiero entre corazones se fueron marchitando en el tiempo llegando a su ausencia en el último mes.

La vuelta de Pedro fue reflexiva y con reproches, la espera de Rosa también. En la mente de los dos no cabía oportunidad era quedar y zanjar para devolver letras de papel y recuerdos.

Pasaban los días y no se encontraba el momento propicio, compromisos reales o ficticios. Lluvia, sol, siesta o mosca volando pero no se decidían hasta que…

La conversación estaba llena de ¿Y tu que? de Rosa a Pedro y de este a Rosa. Tan metidos en los reproches estaban que no se dieron cuenta.

Cupido colgado de una lámpara boca abajo con su manto de invisibilidad tensaba su arco cuando pensó que era demasiado fácil, no daba mucha vida a la historia de amor si realizaba su trabajo sin cargarlo de riesgo, cogió dos flechas a la vez, se descolgó de una pierna y tenso la cuerda apuntando…

Cuando su cabeza pegó en el suelo no sabía bien si sus flechas habían dado en los objetivos previstos.

Madre mía que la he liado, la he liado pensó mientras se incorporaba intentando averiguar lo sucedido. Como todos sabemos las flechas de cupido al dar en los blancos desaparecen y es solo a los pocos minutos cuando hacen efecto siendo imposible a primera vista saber a quien le había dado.

Inquieto miraba al hombre del bigote, a Rosa, al calvo a Pedro a la camarera al policía, la he liado otra vez.

¡Estoy harto Rosa! ¡Esto no tiene remedio!

¡Anda algo en lo que coincidimos!

¡Debe ser de las pocas cosas!

¡Es en lo único!

¿Sabes lo que te digo?

La cara de cupido se estaba descomponiendo, nerviosamente contaba las flechas de su carcaj ¡Madre mía la que me va a caer! ¡Con toda la buena intención que iban! Bajó la cabeza, la cosa no tenía remedio.

O lo dejamos o nos casamos Pedro.

Sabes Rosa pienso lo mismo ¿En Mayo?

Mejor en Marzo, el 16 que son fallas.

Cupido levanto la cabeza y salio corriendo hacia la puerta pero sus piernas se liaron con el garrote del hombre del bigote aterrizando junto a la puerta, afortunadamente el manto invisible seguía en su sitio.

Rosa y Pedro salían cogidos por la cintura del bar, la puerta se resistía a abrirse parecía que chocaba con algo invisible.

Cupido con la cabeza maltrecha pensaba no se para que me preocupo, al final siempre sale bien.

Imagen by  Patrice_Audet  https://pixabay.com/es/cupido-nube-cielo-angel-amor-846939/

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