IR-VIENDO

Llego tarde, llego tarde, a una cita muy importante

¿Quién no se ha sentido como el Conejo Blanco de Alicia en el País de las Maravillas? Nuestra vida está en ebullición, y no lo percibimos. Vamos corriendo a todos lados, permanentemente ocupados, sin ser conscientes de lo que hacemos en todo momento, activando por defecto el piloto automático. Y, precisamente por ese motivo, no logramos disfrutar de las cosas del todo, no sacamos el máximo partido de cada situación, y nos cuesta tanto innovar porque no somos capaces de pensar a largo plazo, solo en el hoy, pero sin vivir el hoy, teniendo atrapada nuestra mente entre recuerdos, remordimientos o arrepentimientos del pasado y los miedos paralizantes del futuro, anticipando desastres que no tienen por qué suceder.

Como planteó Olivier Clerc en su libro “La rana que no sabía que estaba hervida... y otras lecciones de vida” (2008), solemos actuar como una rana que está en un cazo con agua que se va calentando poco a poco y que, al hacerlo tan lentamente, muere sin darse cuenta de que ha entrado en ebullición por haberse acostumbrado a ello. En ese mito, la rana no consigue salir del cazo cuando está hirviendo porque ha dedicado su energía a aclimatarse a la temperatura del agua, que iba aumentando sin llegar a percibirlo y, cuando se da cuenta, no tiene energía suficiente como para poder saltar del cazo. Vivimos dentro de ese cazo pensando que somos libres, que nos daremos cuenta y saldremos a tiempo antes de quemarnos, pero no lo somos, no lo hacemos. Y, mientras tanto, el cazo sigue calentándose poco a poco.  Aplicado a la vida real, ese cazo representa la conformidad (zona de confort) y la comodidad reflejada por el agua caliente, cuyo vapor nubla nuestros sueños, que no nos atrevemos a intentar hacerlos realidad porque nos da miedo cambiar y dejar de sentirnos cómodos, paradójicamente, sin estar realmente cómodos del todo.

Vivimos constantemente enganchados a una pantalla, sobre todo la del teléfono móvil, que llevamos a todas partes, sin entender que es precisamente ese dispositivo el que nos aleja de los demás, construyendo un muro virtual que nos hace ser más egoístas bajo la falsa promesa de que vamos a ser más sociales, intentando divertirnos con vídeos cortos absurdos que no nos enriquecen y no nos aportan nada más que matar el aburrimiento que llena un vacío que necesitamos ocupar a toda costa. Tenemos que estar permanentemente ocupados porque nos da miedo pensar. Pensar en lo que somos, en lo que queremos ser o lo que podríamos ser. En una balanza invisible, suelen pesar más nuestros miedos que nuestros sueños, de ahí que vivamos emocionalmente anestesiados, ansiando ser felices, tomando como antídoto las pastillas efervescentes y efímeras que son las divertidas publicaciones y memes en redes sociales, o siendo adictos a contenidos perjudiciales que contribuyen a polarizar nuestra forma de ver la vida.

En ocasiones también actuamos bajo el síndrome de la rana hervida cuando nos adaptamos consciente o inconscientemente a situaciones, personas o relaciones que nos resultan perjudiciales y que desfavorecen de alguna manera nuestro bienestar mental, emocional o físico. Entonces, ¿por qué lo hacemos? Porque es mayor el (supuesto) beneficio obtenido que la toxicidad que generan. Este “beneficio” suele ser conseguir que sea otra persona la que asuma las tareas que no queremos realizar por miedo o por falta de confianza, generando un vínculo de dependencia que, en su mayoría, se concede a personas que, aunque seguras, suelen ser manipuladoras o se aprovechan de esa dependencia. Los más vulnerables a esta patología son individuos con baja autoestima que no saben o no quieren afrontar sus miedos porque pesan más que sus sueños.

¿Cómo salimos del cazo con agua hirviendo?

Llegado a este punto, pensaréis: qué mal todo entonces, ¿no? ¿Existe forma de evitar entrar en ese cazo hirviendo? La respuesta es SÍ. Existen técnicas que ayudan a salir de estas situaciones, que pasan por ser conscientes de lo que estamos haciendo cuando lo estamos haciendo. Nuestra mente condicionada, como afirma el doctor Mario Alonso Puig, nos impide sacar a relucir nuestro máximo potencial, tendiendo a dirigir nuestra atención hacia eventos del pasado que nos generan nostalgia y potenciales amenazas futuras (que no tienen por qué suceder) que nos inquietan y generan ansiedad. El primer paso, pues, es ser consciente de ese carácter errante de nuestra mente para, después, trabajar lo que se denomina atención plena o más popularmente conocido como mindfulness, que consiste en realizar ejercicios que nos ayudan a centrar nuestra atención hacia lo que estamos haciendo en el presente. Las técnicas de atención plena más efectivas son la meditación y el yoga, que contribuyen a reconducir nuestra mente hacia lo que estamos haciendo en el presente, reduciendo la ansiedad y el estrés que provoca pensar en las amenazas

potenciales futuras o el arrepentimiento por no haber realizado aquello que querías en el pasado (siendo ya demasiado tarde).

Practicar la atención plena recurrentemente contribuye a aumentar nuestro bienestar, nos ayuda a ser más resolutivos y eficientes e incluso más felices. Entonces, ¿por qué no lo practica todo el mundo? Existen dos respuestas claras: muchas veces no se enseña en las escuelas o en las oficinas y, en caso de hacerse, existen ciertas personas que no consiguen hacerlo porque al practicarlo les genera desasosiego descubrir que hay algo en su vida que no encaja, y prefieren no hacerlo porque pesa más su miedo que su deseo por salir del cazo hirviendo.

Reflexión

¿Alguna vez te has sentido rana? ¿Cuáles son tus cazos de agua hirviendo? ¿Qué cosas haces “ir-viendo” sin querer darte cuenta de que te estás quemando poco a poco? ¿Te has llegado a quemar por no haberte dado cuenta de que estabas en un cazo hirviendo? ¿Habéis practicado alguna vez meditación o yoga? ¿Habéis notado un cambio sustancial en vuestro rendimiento y felicidad?

Salgamos del cazo antes de que el agua esté hirviendo para ir-viendo lo que podemos conseguir si nos atrevemos a intentar realizar nuestros sueños.

Más información

¿Quieres saber más detalles sobre cómo practicar la atención plena? Te invito a seguir los perfiles en redes sociales de Mario Alonso Puig (Youtube, Instagram y/o Facebook) y a leer sus libros.