El señor demonio

En este texto voy a hablar claro sobre los tres últimos Papas de Roma que son los que conozco, que ya voy teniendo mis años. Y para referirme al mal, el "demonio" como lo denominamos los cristianos desde hace más de dos milenios, utilizaré el término "señor demonio", ya que pienso que todos los hombres somos por esencia buenos, y no quiero acusar de todo esto a nadie directamente, ya que uno puede llegar a encariñarse hasta del mayor imbécil. A buen entendedor pocas palabras bastan.

Karol Wojtyla, Juan Pablo II, el último Papa Santo. Un hombre culto, un artista, que además dominaba el español a la perfección, y sobrevivió milagrosamente durante la II Guerra Mundial. De sobra es conocido que le intentaron asesinar, el 13 de mayo de 1981 en la Plaza de San Pedro de Roma, y que también sobrevivió milagrosamente. Justo por esa época también intentaron asesinar a Ronald Reagan, el 30 de marzo de 1981, y vaya, también sobrevivió. No puede ser, ¿dos milagros seguidos? Bien, en ese momento este "señor demonio" que no consiguió acabar con ellos vio un filón: esta historia de los milagros podía servirle para acabar con la Unión Soviética.

Dicho y hecho. La Unión Soviética se desintegró en 1991 y a partir de la década de los 90 prácticamente Wojtyla y Reagan quedaron inutilizados. ¿Cómo? Muy sencillo, con la estrategia más habitual que ha utilizado recientemente este "señor demonio" para acabar con las buenas personas: la tortura psicológica. La Guerra del Golfo en 1990, y la Guerra de Yugoslavia en 1991, ¿recuerdan? Wojtyla y Reagan debieron pensar: "¿para esto hemos acabado con el comunismo?".

Wojtyla creo que ha sido el Papa que más ha hecho por España y Portugal de la historia reciente, pero claro, porque este "señor demonio" le dejó, porque "por el interés te quiero Andrés", y total, "el enemigo real de este señor demonio es la Unión Soviética, en cuanto acabemos con ella los españoles y los portugueses se revientan solos, siempre han sido 4 salvajes muertos de hambre y acabarán como siempre, liándose a tortas entre ellos...".

Wojtyla muere en 2005. En el Vaticano están que trinan. Este "señor demonio" nos ha reventado al Papa poeta y aventurero, al polaco fuera de serie capaz de entenderse y razonar con todos, que siempre miró por la juventud, que además colaboró para acabar con el comunismo en occidente... Bien, pongamos a un alemán, un intelectual, un hombre fuerte y con las ideas claras, Joseph Ratzinger, Benedicto XVI, para restaurar la fe en Europa, a ver si este pesado del "señor demonio" y sus secuaces se atreven con él.
 

Dicho y hecho: justo fueron los años de la crisis de 2008-2013, ¿recuerdan? Más tortura psicológica para otra buena persona, que además ya tiene cierta edad, pero ojo, que éste que conocía a la perfección a Wojtyla y convivió y acompañó su sufrimiento durante gran parte de su vida no deja que a él también le hagan lo mismo y dice ahí os quedáis. Renuncia al canto, y os apañáis vosotros, "yo no me dejo tomar más el pelo por este señor demonio. Ya está bien".

En el Vaticano están todavía aún más que trinan y es cuando eligen a Bergoglio en 2013, que toma la genial decisión de nombrarse Francisco. Bien, un Papa sencillo, del llamado "tercer mundo", que conoce la pobreza a la perfección, porque él mismo ha sido pobre, un Papa que sabe que no tiene nada que perder porque ha vivido sin tener nada, un cristiano kamikaze, capaz de entregar su cabeza con tal de salvar a los de su rebaño, justo como los primeros cristianos...

Pues toma ya, el "señor demonio" contraataca esta vez preparándonos la mayor crisis humanitaria global desde la II Guerra Mundial con esto de la pandemia. Pero cuidado, que este Papa es Argentino...

Y eso de que la Unión Soviética se desintegró..., sí, soltaron unos cuantos territorios aquí y allá, pero... lo de que "la Unión Soviética se desintegró" me temo que fue más teatro que el de los hermanos Marx. Y la cosa no se queda aquí, ya que ahora este "señor demonio" tiene un nuevo enemigo, que es China.

Entonces, "señor demonio", parece que todas estas fechorías sólo tienen el efecto de debilitarle cada vez más, ¿no? Vuelva usted a su cueva, por favor. ¿Y el mal viene del Vaticano? Permítanme pensar justo lo contrario.

Continuará…