El secreto del éxito

"Una vez en un pequeño poblado, un joven recién

egresado de la universidad leyó en el periódico local que el hombre más

rico del pueblo tenía unas raíces muy pobres y había logrado un tremendo

éxito social y económico. Vió su foto en el periódico y lo reconoció, se

acordó que aquel hombre acostumbraba ir a pescar al lago de las afueras

del pueblo, así que decidió ir en su búsqueda el próximo fin de semana.

Cuando el joven llegó al muelle, su corazón comenzó

a latir fuerte al ver al hombre que había salido en el periódico

preparando la pequeña barca de remos para salir de pesca. El muchacho,

con firme decisión se acercó e increpó al hombre, (por cierto bastante

mayor ya) y le dijo: "Perdone usted mi atrevimiento, pero le he

reconocido por su foto en los periódicos y si no es mucha molestia, como

acabo de egresar de la universidad he leído que a pesar de que usted ha

tenido una infancia humilde, ahora mismo es uno de los hombres mas ricos

del lugar. La verdad es que le admiro, pero sinceramente le agradecería

si me diera el secreto de su éxito, total usted ya tiene todo lo que

quiere y sería de gran ayuda para mí".

El hombre, quien no dejaba de mirarle mientras el chico

nervioso desarrollaba su discurso, se incorporó, colocó una mano en su

hombro y le dijo: "¿De verdad quieres saberlo?" " Por supesto señor,

daría lo que sea por saberlo". "¿Sabes remar? -perguntó el hombre. "Sí" -

respondió el chico- "Entonces llévame al centro del lago". El joven saltó

dentro de la barca y comenzó a remar con todas sus fuerzas. Una vez que

estuvo en el lugar, el hombre le dijo: "¡Echa el ancla muchacho!" El

chico se agachò, tomo el ancla y la arrojó al agua. Mientras veía còmo se

hundía, sintió una mano en su espalda que le empujaba fuera del bote.

Cayó al agua asustado y sorprendido, pues pensó que había sido un

accidente. Rápido se aferró a la borda del bote y, cuando se disponía a

subir, el hombre, que estaba arrodillado, tomó su cabeza y usando toda su

fuerza le hundió y le mantuvo debajo del agua por un tiempo, luego le

soltó apareciendo el chico que chillaba y se esforzaba por respirar a la

vez, escupiendo el agua que había tragado. Una vez recuperado, el

hombre volvió a hundir su cabeza en el agua mientras que el chico trataba

inutilmente de soltarse de las robustas manos de aquel hombre. Casi no

daba más, parecía que ese sería su fin, sus pulmones no resistían ya,

debía tomar aire. Y cuando casi se sentió desfallecer, el hombre dejó que

su cabeza saliera del agua y con sus fuertes manos lo cogió y lo echó

dentro del bote. El chico estaba muy asustado, sollozaba esperando lo

peor, al tiempo que gritaba: "Pero, ¿que le pasa, está loco? ¿por qué

quiere matarme?" El hombre, con mucha tranquilidad, le respondió mientras

que el joven jadeaba en el suelo del bote: "Dime una cosa, ¿en qué

pensabas cuando tuve tu cabeza debajo del agua?" "¿Que en qué pensaba?

¿está usted loco? ¿que en qué pensaba? Pues no en la fiesta, ni en mi

novia. No, pensaba que me moría, que necesitaba aire, y que si no tomaba

aire, moriría". "Muy bien", -dijo el hombre-, "ese es el secreto. Cuando

desees tanto el éxito, como esa bocanada de aire que deseabas para seguir

viviendo, será entonces cuando el éxito esperará por ti".

                 Oscar Gomez Amento (Autor)