Donald Trump y "los dos espíritus"

El presidente de EEUU Donald Trump ha anulado una norma proclamada por su antecesor, Barack Obama, mediante la cual las escuelas públicas del país permitían a los alumnos transexuales usar los baños y los vestuarios que prefiriesen en función del género con el que se identifican. El mismo Trump que dijo “este es un país en el que se habla inglés, no español”, ignorando que en la inmensa mayoría de los EEUU se habló español mucho antes que la lengua de Shakespeare. Al Presidente Trump le encantaría eliminar todo vestigio español de su país. Pero le voy a contar una historia que relaciona su transfobia y su hispanofobia.

El territorio de los actuales Estados Unidos de América se colonizó gracias al tesón de los misioneros españoles soportados por una Corona comprometida con la evangelización del planeta, hasta el infinito y más allá. Los territorios que hoy ocupan Nueva México y Arizona eran, a la llegada de los españoles en el siglo XVI, áridos, inhóspitos y plagados de indios beligerantes; no es de extrañar que muchos se plantearan abandonarlos, algo que nunca se llevó a cabo siendo precisamente el motivo dar protección a los indígenas ya cristianizados. El tesón de los misioneros españoles ensanchó los límites de la civilización de aquel basto territorio y su huella aún perdura; para bien y para mal.

La fe ciega de los misioneros en sus convicciones cristianas empujaba a los indios a abandonar sus ritos y costumbres paganas imponiendo las normas y creencias de la religión católica. Y es así Sr. Trump como en el Siglo XVI llegó a América la imposición de los roles de género. Porque, ¿sabe qué sucedía hasta la fecha en aquellos territorios que usted hoy gobierna y que durante más de 300 años fueron gobernados por los españoles?

Para los Nativo Americanos, no existía un conjunto de reglas asociados a su sexo que los hombres y mujeres tuvieran que cumplir con el fin de ser considerados miembros "normales" de su tribu. Es más, como podemos leer en la web Indian Country Today, la gente que tenía características tanto "masculinas" como "femeninas" era vista como “dotada de dones por la naturaleza” y, por lo tanto, “capaz de entender los dos lados de todo”. En la mayoría de las comunidades indígenas con las que se encontraron Francisco Vázquez de Coronado, Pánfilo de Narvaez o Álvar Núñez Cabeza de Vaca existían varios roles de género: mujer, hombre, mujer de dos espíritus, hombre de dos espíritus….

Los Navajo se refieren a los “dos espíritus” como “Nádleehí” (que significa "uno que se transformó"). Los Lakota se refieren a “Winkté” para definir a los hombres que tienen la costumbre de comportarse como mujeres, mientras que los Cheyenne tienen al “Hemaneh” ("mitad hombre, mitad mujer). El idioma Cherokee tiene términos de variación de género para nombrar a 'mujeres que se sienten como hombres y viceversa'. La gente de 'dos espíritus' en la América anterior a la llegada de los europeos era altamente venerada, y las familias que tenían un miembro así entre ellos era considerada afortunada. Se creía que el hecho de que una persona pueda ver el mundo con los ojos de ambos 'espíritus' (femenino y masculino) al mismo tiempo era un regalo del Creador. Uno de los 'hombres de dos espíritus' más celebrado fue el guerrero Lakota llamado Osh-Tisch (cuyo nombre significa, muy acertádamente, 'El Que Los Encuentra y Los Mata'). El guerrero nació como varón y se casó con una mujer, pero se vestía con ropa 'femenina' y vivía su cotidianeidad como una mujer.

Según Indian Country Today, hasta la llegada de los europeos los padres no asignaban roles de género a los niños, cuyas ropas tendían a ser de género neutral. No existían, además, preconcepciones o ideales con respecto a de qué forma una persona debía amar; simplemente era un acto natural que ocurría sin juicios alrededor.

Los misioneros forzaban a los indígenas cuyo comportamiento no contemplaba sus normas, a vestirse y actuar de acuerdo a los roles de género inspirados en Adán y Eva. Lamentablemente, la influencia religiosa occidental generó serios prejuicios contra esta forma de diversidad de género practicadas por estos pueblos, lo que obligó a las personas afectadas a tomar una de las dos opciones forzadas o esconderse para proteger su vida.

Esta historia nos hace preguntarnos si estas conductas de flexibilidad en los roles de género son realmente 'antinaturales' como la moral occidental y cristiana nos ha enseñado.

La magna obra de evangelización de los territorios que hoy ocupan Nueva México, Arizona, Texas, Nevada y California fue iniciada por los franciscanos y dominicos y desde el minuto uno se esforzaron por erradicar la satánica cultura de los “dos espíritus”. Hoy Presidente Trump, usted les hace el relevo.