Aquí te pillo,... aquí te trago

La Organización Mundial de la Salud estima que un 50% de las personas no cumple con las recomendaciones de los expertos respecto a hábitos de vida y alimentación.

Esto, desgraciadamente lo sabemos la inmensa mayoría por "propia experiencia", en muchos casos, después de un "desmadre", nutricionalmente hablando; en un fin de semana; durante unas vacaciones; en un viaje de trabajo, etc.

Esto lo sabemos de sobra y, nos ponemos nerviosos reaccionando como un péndulo, yendo al otro extremo, al comprobar como esos excesos se han cebado en nuestro cuerpo, y, entonces, buscamos "como posesos" consejos para reorganizar nuestro organismo y corregirlo, buscando tanto en internet como escuchando a amigos y conocidos, a quienes prestamos oídos bien abiertos como si fueran premios Nobel de nutrición.

Nos enfrascamos en una búsqueda en artículos, revistas de nutrición, blogs, facebook, twitter........, así hasta que caemos desfallecidos comprobando toda una lista interminable de hábitos que tendríamos que adoptar para poder llevar una vida más saludable:

                           "Comenzar el día con un cítrico, un lácteo, aceite de oliva, algo de proteína para   no hacer una  comida polar (sin saber muy bien si tiene algo que ver con la posición geográfica o no). Procurar tomar 5 piezas de fruta y verdura al día. Tomar nueces, el omega 3 y 6 para que  favorezca nuestra salud cardiovascular. Beber al menos 2 litros de agua diariamente. Tomar alguna infusión que ayude a hacer la digestión, o un té en ayunas para que haga efecto depurativo. Tomar fibra en abundancia para que nuestro sistema digestivo y el tránsito intestinal estén saludables. No olvidar tomar 2 veces a la semana legumbres, sin dejar de lado el comer pescado y carnes magras, sólo de vez en cuando. Además, tampoco estaría de más y siguiendo los últimos estudios, tomar una copita de vino al día por el tema de los antioxidantes que  aporta. Por supuesto, no nos  olvidemos de subir todas las cuestas y las escaleras que te vayas  encontrando, y eso de pasear para ver escaparates, ni lo sueñes......................................"

En definitiva, llevar una vida sana no es nada sencillo. El estilo  que impone la sociedad actual dificulta el poder conciliar esa vida sana, necesaria, con otros capítulos personales. Apenas hay tiempo para comprar alimentos, y menos para prepararlos. Estos cambios, unido al ritmo de vida y a la falta de actividad física, han puesto de manifiesto desequilibrios alimentarios, produciendo un aumento de ciertas enfermedades, entre las que destacan las cardiovasculares como primera causa de muerte y hospitalización en España.

Ante esta proliferación de obstáculos, que están llevando al consumidor a demandar una alimentación más sencilla, cómoda, rápida y saludable, han surgido hace ya tiempo los sustitutivos de comidas que proporcionan todos aquellos nutrientes que nuestro cuerpo precisa en cada comida.  ¿Pero qué es realmente un sustitutivo de comida?.

Un sustitutivo de comida, no es un adelgazante como a veces se piensa erróneamente. Se trata de una comida completa, de un alimento, que cubre las necesidades nutricionales que el organismo necesita cada día. Es capaz de asegurar una comida sin caer en carencias nutricionales. Sustitutivo de comida es una denominación definida por el Real Decreto 1430/1997 de la legislación española vigente sobre productos alimenticios. Realmente significa que el producto equivale en nutrientes a una comida. 

Vamos a analizar dos aspectos por los cuales deberíamos incluir en nuestra cesta de la compra estos sustitutivos de comida:

1.- Como comodín nutricional: para cubrir hábitos o comidas que no se realizan correctamente, mejorando la calidad del equilibrio nutricional diario. Por ejemplo:

• Cuando se sale de casa sin desayunar.
• Cuando se toma un bocado rápido para "matar el gusanillo" hasta la siguiente comida.
• Cuando se malcome de manera habitual porque no se tiene tiempo, ya no sólo para cocinar, sino para hacer la compra.
• Cuando comemos habitualmente fuera de casa.
• Cuando, sin discriminar, acudimos a la nevera tomando lo que haya.
• Cuando cometemos excesos a lo largo de la semana

2.- Como alimentación funcional y preventiva: a través de la nutrición podemos prevenir y mejorar índices de bienestar que eviten o retrasen la aparición de algunas enfermedades y disfrutar de una calidad de vida más plena. Como:

• Cuidar el nivel de colesterol.
• Ayudar a combatir el envejecimiento celular.
• Mantener la densidad ósea.
• Mejorar la proporción entre masa grasa/masa muscular.
• Asegurar la correcta nutrición de una persona mayor.