A ver quién la tiene más larga...

Aunque actualmente me encuentre en situación de búsqueda de empleo, hubo un tiempo en el que me situaba al otro lado y por mis manos pasaban currículos y solicitudes de candidatos a los que debía estudiar y seleccionar.

Me gustaría hablar desde mi experiencia sobre determinadas prácticas que son mucho más habituales de lo que podamos pensar y que pueden dar al traste con nuestra intención de encontrar un trabajo.

Hoy quisiera hacer referencia a la extensión del currículum. No voy a desvelar nada si digo que el máximo de páginas recomendadas para la elaboración de un currículum es de dos. ¿Es esto una obligación?

No se trata de que sea o no una obligación. Se trata de que tenemos que ser conscientes de que la persona que recibe las solicitudes no tiene todo el tiempo del mundo disponible para nosotros. Es habitual ir con prisas, tener que tomar decisiones contra reloj y estar haciendo a la par otras mil cosas mientras se trata de dilucidar cuál es el candidato ideal.

Por ello es importante saber sintetizar la información que se desea proporcionar y ceñirse a lo fundamental.

Pero hay algo más. Cuando yo realizaba procesos selectivos, era por lo general para elegir profesores que debían cumplir con un perfil ajustado a las bases de alguna convocatoria y (Y ESTO ES LO QUE ME GUSTARÍA QUE QUEDARA CLARO) tenía que encajar sus datos dentro de una plantilla que me era proporcionada por el organismo convocante.

Pues bien, por más que pidiera que se me facilitara la información lo más escueta y ordenada posible, siempre había quien era incapaz de seguir unas reglas tan simples.

En concreto, recuerdo un caso en el que recibí un CV ¡¡¡de 16 páginas!! Sí, dieciséis. Yo solamente necesitaba unos datos muy precisos sobre la formación y la experiencia de esas personas, así como acreditación documental de esos datos. Muy fácil:

• Titulación universitaria.
• CAP o formador de formadores.
• Tres experiencias profesionales (muy especificadas) en los últimos cinco años.

Escrito y acreditado. NADA MÁS.

Pues bien, la señora en cuestión, no contenta con mandarme las 16 páginas de currículum, me manda en el correo unos 50 archivos en PDF acreditativos de sabe Dios qué, porque desde luego yo no los miré. Aun así, como no aparentaba ser un mal perfil, le pedí que, por favor, se ciñera a lo que solicitábamos y resumiera "un poco".

Y eso hizo: me mandó un nuevo currículum de 12 páginas y eliminó unos 20 de los 50 archivos PDF... 😧

¿Qué hice? Descarté su candidatura y busqué otra. Me era completamente imposible explorar un río en busca de una pepita de oro.

He recordado esta anécdota hoy porque casualmente he encontrado a la chica entre mis contactos de LinkedIn. Ella nunca llegó a saber por qué fue descartada (bastante tiempo me había hecho perder ya), pero si esta historia le resulta útil a algún lector habrá merecido la pena y la mujer incapaz de resumir habrá cumplido con su misión 😏.

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Fuente de la foto: Pixabay