A GLORIA FUERTES CON EL CARIÑO DE UN NIÑO.

Un globo, dos globos, tres globos. La cometa blanca, ¿Quien me iba a decir a mi que eras tu su autora e inspiradora, si cuando tarde lo descubrí a la mili me fui. Allí conocí al Gato Garabato, al Camello Cojito, que a los nueve años te pilló un carro, a los catorce te pilló la guerra que intentaste parar pero no te dejaron y a los quince se murió tu madre, que era cuando y cuanta más falta te hacía. Por eso te quedaste más sola en la sala que tu misma y que tú y solo tú eras la mujer de tu vida. Así que inspirándome en ti he escrito estos versos que espero que te gusten y vean tus admiradores los vídeos que he puesto más abajo, para que les traigan tan maravillosos recuerdos, como a mí.

                                                                       CUANDO ESCRIBO

Cuando escribo, escribo

y cuando escribo,

no se lo que me digo.

Escribo con el corazón

y al libre albedrío,

me puede salir cualquier cosa

desde un desvarío hasta un disparate.

¿Que es un desvarío?

Algo así, como un lío.

¿Y un disparate?

Algo que no se pone en un escaparate.

Cuando estoy conmigo, escribo

y cuando no estoy conmigo,

también escribo,

frases asonantes y disonantes,

como el barruntar de un elefante.

Escribo sin ningún orden

y sin ningún concierto,

dejando la inspiración en abierto,

como en aquellos programas de la tele

en los que te veía de día

y que luego recordaba cuando me dormía.

Aprendí de ti a saltarme las reglas de lo aprendido

y así supe que lo que tu escribías,

también es poesía.

Y cuando estés paseando  con Becquer

allá en el Cielo, por el Jardín de los Poetas,   

y se refleje su pupila en tu pupila azul

Becquer te dirá que poesía también eres tú.

                                              Un globo, dos, globos, tres globos.

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